10D. Día de los DDHH, también en las fronteras

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Hoy es 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Hoy hace 74 años de la aprobación de aquella declaración que supone el primer reconocimiento universal de que los derechos básicos y las libertades fundamentales son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y aplicables en igual medida a todas las personas, y que todos y cada uno de nosotros hemos nacido libres y con igualdad de dignidad y de derechos. Independientemente de nuestra nacionalidad, lugar de residencia, género, origen nacional o étnico, color de piel, religión, idioma o cualquier otra condición, el 10 de diciembre de 1948 la comunidad internacional se comprometió a defender la dignidad y la justicia para todos los seres humanos.

Sin embargo, 74 años después es necesario volver a recordad que estos derechos se deben garantizar a todas las personas, en todo momento y en todo lugar. También en las fronteras.

Lo sucedido el 24 de junio en la frontera de Melilla constituye un episodio evidente de violación de los derechos humanos. Este día murieron al menos 23 personas, 77 siguen desaparecidas y se realizaron 477 devoluciones en caliente (entre los que había algunos menores). 6 meses después de lo acontecido los cuerpos siguen en la morgue, sin autopsia. Los familiares siguen sin saber la causa de las muertes, ni se les ha entregado sus restos. Tampoco se les ha informado sobre qué ha sido de las personas no localizadas. Se trata de la mayor pérdida de vidas en una frontera terrestre europea conocida hasta el momento.

A pesar de ello, la respuesta por parte del Ministerio del Interior a esta tragedia está siendo opaca y vergonzosa, cuestionada por el Defensor del Pueblo y por la Fiscalía (que tienen abiertas sendas investigaciones), además de por el Consejo Europeo, la Eurocámara, la ONU, Acnur y más de 100 ONGs. Las informaciones proporcionadas por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos y las publicaciones recientes de los medios de comunicación (BBC, El País…) dejan aún más en evidencia a Fernández- Marlaska. Las declaraciones del ministro evitando aclarar lo acontecido y amparándose en si los cuerpos de las personas muertas cayeron de un lado u otro de la valla, en si la fuerza realizada fue proporcional o no o usando alguna treta jurídica como la de “tierra de nadie” sin fundamento alguno, responde a un nivel de deshumanización y cinismo tan elevado que cuesta entender a qué principios está respondiendo. Frente a ello, es importante decir que “todos los muertos son nuestros” y no cabe mirar a otro lado. Tanta indiferencia y falta de empatía nos hiere como sociedad y no debemos permitirlo.

Las imágenes son espeluznantes. La actuación policial fue todo un despropósito. Un trato despiadado, un uso cruel de la fuerza e irresponsable poniendo en riesgo la vida de los migrantes (botes de gases, maltrato, ausencia de atención médica a los heridos…). Todo el operativo policial fue un desastre que seguramente se podía haber evitado de haber actuado de otra manera. Como dice Ángel Gabilondo, el origen de la tragedia fue “una situación de riesgo previsible”. Probablemente se quería dar un escarmiento y demostrar hasta donde se está dispuesto a llegar en la defensa del reciente acuerdo firmado entre España y Marruecos  

No es la primera, ni la segunda vez, que ocurre un episodio de estas características. Son muchas las imágenes que recordamos de migrantes subidos a las vallas, atrapados entre concertinas o cruzando el mar en barcas inflables o incluso a nado. Recordemos el episodio de El Tarajal o todas las veces que hemos presenciado devoluciones en caliente que incumplían todas las normativas internacionales de asilo y que son justificadas desde los diferentes gobiernos de nuestro país.

Todos estos episodios son el fruto de una gestión de fronteras centrada en el control, la seguridad y la externalización que no atiende a los problemas reales que se están produciendo, deshumaniza y criminaliza a las personas que los sufren y deriva la gestión a terceros países democráticamente cuestionables.

Esta política de gestión fronteriza ha sido reforzada y defendida por los diferentes partidos que han llegado al Gobierno de España en las últimas décadas, y ahora también lo está siendo por parte del Gobierno actual, con Fernando Grande Marlaska como Ministro del Interior. Por su parte, la Unión Europea no debe sentirse ajena a lo ocurrido porque la frontera de Melilla es una frontera exterior europea y las muertes que se producen en sus fronteras exteriores casi a diario, junto a las malas prácticas de Frontex, cuestionan la política migratoria puesta en marcha por la UE.

Por todo ello, desde acciónenred Andalucía nos sumamos a la petición que han hecho más de 100 ONGs españolas pidiendo una comisión de investigación independiente para que se aclare lo sucedido y no vuelva a ocurrir nunca más. Como dice CEAR, ese día se vulneraron varios derechos recogidos en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y el Convenio Europeo de Derechos Humanos, entre ellos: el derecho de asilo; la prohibición de expulsiones colectivas; el derecho a la vida e integridad física; la prohibición de tortura, tratos inhumanos o degradantes; y el derecho a la protección de la salud.  Ante esta realidad, insistimos una vez más en que “con los derechos no se juega”. Es urgente articular una política de gestión de fronteras inteligente, eficaz y ordenada que garantice, ante todo, el cumplimiento de los derechos humanos.  Con los derechos humanos no se juega, no se negocia, son un imperativo legal y moral de nuestras sociedades.

Documental: La tragedia de Melilla ¿Qué papel jugaron España y Marruecos en las muertes?. El País